Opinión
Luis Vargas Pizzolante: El formal juramento
Ha llegado la fecha, ha arribado el aguardado día, el 10 de enero se presenta como la más exacta definición de futuro y esperanza
9 de enero de 2025
Opinión.- En medio del repetido escenario por crear incertidumbre y caos. Dentro de la estéril conducta, de los fallidos conjurados, por tratar de socavar o comprometer la paz y tranquilidad de esta patria, se exhibe dentro del emocionante calendario el histórico viernes 10 de enero de este promisorio 2025, donde prestará formal juramento ante la soberana Asamblea Nacional el presidente reelecto Nicolás Maduro Moros, perennemente acompañado del indiscutible dictado de un comprometido Poder Popular. Debemos recalcar, de manera enfática, que las pretensiones de los apátridas, los anhelos de ese reducido sector extremista quedará como una roída anécdota dentro de la extensa fábula que incesantemente se repite y que ha caído derrotada bajo el indoblegable pronunciamiento de todo un pueblo adherido a la esperanza y porvenir de este venerado territorio nacional. Por ello el indescriptible relieve y magnitud de este memorable 10 de enero del 2025, donde el presidente Nicolás Maduro se juramenta formalmente, con la solemnidad que exhibe nuestro parlamento nacional, por un nuevo periodo constitucional y seremos excepcionales testigos de un hecho irreversible e inexorable. Observaremos igualmente como esta nueva y fracasada iniciativa del minúsculo grupo de parias errantes y sus foráneos aliados quedará nuevamente expuesta y sometida a las categóricas y contundentes acciones de un responsable gobierno que no permitirá que se trate de vulnerar el espíritu, propósito y razón de nuestra constitución y de todo el andamiaje legal de esta patria.
 
Ahora bien, si la ilusión de los representantes del extremismo es crear un diferente escenario después del histórico 10E será la continuidad de la estafa serial a la cual han sometido a sus ya decepcionados y menguados seguidores por más de una década. Será la continuada reedición de la ficción interinante, que hizo del desfalco y la estafa sus más importantes conquistas, siempre en contra de las aspiraciones supremas de Venezuela y utilizados únicamente para satisfacer descaradamente intereses personales que les permite, de manera grosera, vivir en un placentero exilio.
 
El presidente reelecto Nicolás Maduro, una vez proclamado por el CNE, en un gesto de inédito desprendimiento en la historia política contemporánea de Venezuela, acudió al Tribunal Supremo de Justicia para que la Sala Electoral hiciese un ejercicio de revisión detallada de los escrutinios producto de la jornada cívica del 28J. Esta importante instancia judicial otorgaba todas las garantías para que cualquier actor o parte presentara sus pruebas o alegatos. Pero nuevamente el reducido segmento radical no hizo acto de presencia en el alto tribunal, ya que carecían de cualquier elemento o herramienta que comprometiera los holgados resultados del comicio presidencial. Igualmente esta abierta omisión y desacato, les permitía continuar con el sofisticado plan de sublevación, conspiración, siempre acompañado con el inadmisible argumento de la violencia.

La oposición extremista conocía, con antelación, de su irreversible derrota porque son precisamente ellos los que han promovido todas las dificultades y obstáculos que ha tenido que sufrir esta patria por la aberrante aplicación de un verdadero ferial de sanciones que afectaban a las clases más desposeídas, a los sectores populares que en la actualidad los señalan como los principales responsables de este cruel agravio a la nación y los que trataron de arrebatar, de manera temporal, las reivindicaciones obtenidas por el consolidado paso del proceso revolucionario y su inolvidable legado.

Ha llegado la fecha, ha arribado el aguardado día, el 10 de enero se presenta como la más exacta definición de futuro y esperanza. Es la continuidad de la establecida ruta del presidente Nicolás Maduro, el mismo que ha logrado no solo cohesionar todo un país para hacerle frente al arrebato y la irracionalidad. Nicolás no solo es el insustituible conductor de victorias, sino quien será recordado como el guía de este indómito pueblo en momentos de extrema complejidad por el capricho de los parias errantes y sus extranjeros asesores en su utópica aventura de revertir el auspicioso destino de la patria del Padre Bolívar.

El 10 de enero se constituirá en el punto de inflexión que proporcionará amplia apertura a una nueva era, acompañaremos a nuestro presidente reelecto Nicolás Maduro en esa impostergable labor y tarea. Por ello nosotros juramos este 10E con Nicolás Maduro. ¡Viva la patria! ¡Viva Venezuela!

Luis Vargas Pizzolante
Profesor universitario
Analista político

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VÍA NT
FUENTE Luis Vargas Pizzolante