Julie de Romero: El poder del esfuerzo
Sin duda alguna hay un poder en el ser personas esforzadas y esto lo sabe Dios
Opinión.- Dios se le aparece a Josué, un joven discípulo que había sido formado por Moisés desde su juventud durante todo el tiempo de la peregrinación por el desierto, ahora era un hombre y el sucesor de Moisés, frente a una nación de millones de personas. ¿Qué le dijo Dios?
Primero le entregó un plan de ruta “levántate, cruza el Jordán”, segundo le da una promesa de posesión “Todo lugar que pise la planta de sus pies se los daré”, tercero, una promesa de protección “estaré contigo, no te abandonaré” y por último le habla acerca del carácter que debía tener para el éxito de esta misión “Debes ser esforzado y valiente” “debes esforzarte en cumplir mis leyes”.
El éxito de esta gran misión radicaba en el carácter de Josué. El que llegaran a la tierra prometida y pudieran conquistarla, el bienestar futuro de su pueblo, la estabilidad de la nación, todo dependía del carácter firme, constante, del empeño, el trabajo perseverante y audaz que Josué le imprimiera al mandato de Dios. Era tan importante el carácter esforzado y valiente que Dios resaltó este aspecto tres veces de manera incisiva.
Sin duda alguna hay un poder en el ser personas esforzadas y esto lo sabe Dios. Tiene que ver con la capacidad de prevalecer, persistir, insistir, llevar la carga, soportar presión, asumir responsabilidad, ser trabajador, diligente, proactivo, disciplinado y eficiente. La biblia habla sobre el ser diligentes como una virtud que lleva a dominar y controlar situaciones, así como también está acompañada de prosperidad y puertas abiertas.
Alcanzar metas, no solo materiales o financieras, sino también personales, familiares, emocionales y espirituales, requieren de disciplina, enfoque, persistencia y determinaciones firmes. Las personas esforzadas trabajan día a día con un plan, con estrategias, aprenden a dosificar la fuerza y saben que hay cosas que llevarán más tiempo, pero no aceptan el quedarse en la mitad del camino, sino alcanzarlas.
Para ser una persona esforzada requerirás de un entrenador para la vida. El carácter se forma por medio de un modelaje, por lo tanto, así como Moisés le exigía al joven Josué, es necesario aprender por medio de maestros, tutores, padres, mentores que exijan de nuestras vidas un mayor nivel de compromiso y responsabilidad, sumado a la recompensa y la gratificación por haber sido esforzado. Cuando predomina la liviandad, el trabajo fácil, a mal terminar, el mínimo esfuerzo, seguramente el carácter de esa persona no estará listo para asumir misiones de mayor envergadura.
Las personas esforzadas aman la excelencia. Siempre están pensando cómo mejorar, como generar mayor beneficio. Son personas visionarias que están adelantándose a su hoy, disfrutan de crear e innovar, están totalmente comprometidas con la misión y no dudarán de invertir tiempo, esfuerzo y dinero en ella. Por esta razón sobresalen al común denominador y créeme, Dios usa y promociona al esforzado y valiente como lo hizo con Josué.
Las personas esforzadas, son resilientes. Tiene la capacidad de recuperarse de los reveces de la vida, porque es imposible que no los haya, pero tienen una fuerza interior que los levanta nuevamente, no se dan por derrotados, no aceptan la pérdida, creen en las nuevas oportunidades, aprenden de sus errores y de las situaciones contrarias.
Una persona esforzada tiene un plan. No hacen las cosas por hacerla, todo es intencional, sus horarios, la agenda, estudian, investigan, se preparan, intencionalmente, crean planes y estrategias de acción. Quizás todo no salga conforme a lo planeado y tengan que adaptarse, pero no se conforman, no desisten, ajustarán el plan y lo volverán a intentar. Todo es parte del proceso, pero no es el final.
Dios escogió a Josué como el sucesor de Moisés por ser un joven esforzado y a él le entregó promesas muy importantes para el futuro de la nación, porque Dios no pactará ni se comprometerá a tal nivel, con gente perezosa, que todo el tiempo están poniendo excusas y buscando argumentos para no hacer las cosas correctamente. No seas parte de este montón.
¡Y Josué lo logró! En el capítulo 21 de su libro, dice que conquistó y repartió toda la tierra que Dios le había entregado, y por su parte Dios no falló en cumplir todas y cada una de las promesas que le había hecho. Esto fue resultado del “Poder del esfuerzo”.
Ap. Julie de Romero.
Apóstol de la Federación C.C.N en Valencia.
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