Opinión
Julie de Romero: El vocabulario de los conquistadores
No solo esto es impactante, sino que lo venció con una honda y una piedra que había tomado de un arroyo y para completar la escena y hacerla más dramática, el joven David vestía su traje de pastor y llevaba en su mano el cayado
5 de febrero de 2025
Opinión.- Quién no ha escuchado la historia de David y Goliat, una historia épica, donde resalta la valentía de un jovencito que se enfrentó a un gigante de casi 3 metros de altura, que usaba una pesada armadura, escudo, lanza y espada, motivado por el deseo de ver a su pueblo libre de sus opresores filisteos, con la determinación de regresarle el honor y el valor a un ejército que estaba atemorizado y paralizado.

No solo esto es impactante, sino que lo venció con una honda y una piedra que había tomado de un arroyo y para completar la escena y hacerla más dramática, el joven David vestía su traje de pastor y llevaba en su mano el cayado. Increíble y digna de una película al estilo de “Corazón Valiente” dirigida por Mel Gibson. Todos amamos ver al débil vencer, cómo los buenos ganan y cómo el opresor intimidante, estilo Goliat, es vencido y destruido. Esto merece un aplauso de pie y gritos de júbilo.

Pero David no era un simple muchachito, inexperto, inseguro y dubitativo, su apariencia no reflejaba el guerrero valiente que estaba dentro suyo. No siempre la gente tendrá la verdadera definición de quién eres. Pero Dios te conoce y así como David fue preparado y entrenado para ese día, Dios usará elementos, situaciones y personas para entrenarte, para un día señalado, donde el gigante vendrá para promocionarte, sacarte del anonimato y demostrar el guerrero o la guerrera que ha sido forjada en ti.

No puedes usar las armaduras de otros. El rey Saúl quiso vestirlo con ropas militares, casco, espada, y David ni podía caminar. Por eso se las quito, tomó su cayado, su honda y unas cuantas piedras lisas. Así había vencido leones y osos, animales fieros, fuertes, agresivos. Por lo tanto, cree en ti, en tus capacidades, habilidades, en los recursos que tienes. David sabía que podía vencerlo, porque conocía sus fortalezas, las había desarrollado, conocía sus ventajas, su habilidad de moverse rápido, su puntería y su fuerza. Su estrategia le daría la ventaja y confiaba plenamente en Dios que protege a los que en él confían. Por lo tanto, especialízate en aquello que eres bueno, te mandarán a buscar para solucionar un problema y los dejarás a todos perplejos por cómo lo haces y lo útil de lo que haces. David fue promocionado porque solucionó un problema que nadie podía hacer, pero se había sido entrenado para eso.

La guerra se desarrolló principalmente entre palabras. El enfrentamiento fue breve, pero la lucha fue intensa, mental, emocional, de palabras. Acá está la clave. Hoy día no necesitas cargar en tu maletín una honda y una piedra, mucho menos una espada o correr a cortar una cabeza para luego levantarla con un grito de euforia. Pero sí necesitas el poder de tus palabras, tus pensamientos y emociones para vencer a los Goliat de tus días. Tienes que saber cómo responder a la intimidación, tienes que saber cómo enfrentar el desprecio, tienes que saber qué decir a lo que te amenaza. Esto es batalla pura, diaria, intensa, porque quien conquista su mundo pensante, también dominará sus emociones y no retrocederá ante los Goliat intimidadores.

Eres lo que hablas. Serás gobernado por tus propias palabras. Tus palabras son semillas que producirán una cosecha en tu mundo interior. Nunca eres más de lo que confiesas de ti mismo, como dice Proverbios 6:2 “te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios”. La fe de David en su Dios era más grande que el gigante que tenía adelante. Escucha tus palabras porque ellas reflejarán cuanta fe hay en ti. Hebreos 11:1 en la biblia de James Moffat se traduce así “fe significa que estamos convencidos que tenemos lo que no vemos”. Así que David enfrentó al gigante usando palabras de conquista, de victoria, de avance, de éxito. Nunca aceptó la pérdida en su mundo pensante, ni permitió que el gigante dominará su corazón y pensamientos.

Ese día David entendió el porqué del león y del oso, por qué no fue con sus hermanos a la guerra y por qué había sufrido el desprecio de su familia, todo tuvo propósito ese día y todo se había alineado a su favor, él era el hombre. David no era un simple muchacho de campo, era un guerrero entrenado mental y emocionalmente, así lo demostraron sus palabras y sus hechos. Y tú, ¿Estás listo para enfrentar a Goliat?

Ap. Julie de Romero.
Apóstol de la Federación C.C.N en Valencia.
Instagram
@juliederomero
@ccn.valencia
Sigue la información minuto a minuto en nuestro Telegram Instagram Facebook Twitter ¡La noticia en tus manos!
VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Julie de Romero