Agustín Albornoz S.: Percepciones incompletas
El cuarto se aferra a una gran oreja colgante y exclama con un suspiro: Ahora veo que el elefante es como una hoja gigante
Opinión.- Hemos mencionado en otras ocasiones una muy conocida fábula de la India sobre seis hombres ciegos que se topan con un elefante. Ninguno de ellos conocía la apariencia del animal. Uno de los ciegos siente una pierna del elefante y exclama: El elefante es como un árbol. Otro agarra su cola y responde: ¡No! El elefante es como una soga. Un tercer ciego palpa un costado del animal y dice: Les aseguro que el elefante es como una pared.
El cuarto se aferra a una gran oreja colgante y exclama con un suspiro: Ahora veo que el elefante es como una hoja gigante. El quinto toma uno de los afilados colmillos del animal y refuta: No cabe duda que el elefante es como una lanza. El sexto toca la trompa y comenta con seguridad: Todos se han equivocado. El elefante se parece más a una serpiente. Cada ciego tenía razón, pero solo en parte, porque cada uno percibió una fracción del animal y no el todo. Podemos concluir que la verdad era la suma de lo que cada uno de ellos pensaba y, por tanto, podemos deducir que normalmente la realidad que nos rodea no es la que percibimos cada uno por separado, sino la suma de todas nuestras percepciones.
Por otro lado imaginemos por un instante que nunca hemos visto un elefante y que somos como uno de los ciegos que toca un elefante por primera vez. Esto podría ocurrir, por ejemplo, con respecto a unas circunstancias difíciles, o unas personas o problemas en particular que estamos afrontando en algún momento. Es muy posible que solo entendamos una parte del todo, y que es muy probable que haya más que no estamos viendo con respecto a esas circunstancias difíciles, personas o problemas en particular. De este modo tendríamos una nueva perspectiva, y así concluir que lo que estamos viendo, de nuevo, no lo es todo.
En el mundo actual, con las facilidades que existen para que cualquier persona (de paso muchas de ellas escudándose en el anonimato) escriba y difunda cualquier cosa, por ejemplo a través de las redes sociales, es muy fácil que se generen todo tipo de conflictos. Y estos se incrementan más aún cuando las personas piensan de manera diferente. Si queremos que esto cambie de verdad y por el bien de todos, lo mejor sería que cada ciego (que somos cada uno de nosotros) no nos aferremos con vehemencia a lo que captamos.
Más bien intentemos construir lazos de comunicación con quienes no entendemos en un principio. Para ello se requerirá previamente de adoptar una postura de más humildad en nuestras relaciones con los demás, admitiendo, como en el ejemplo de los ciegos, que nadie lo sabe todo, sino solo una parte (usualmente pequeña), además de que todos, sin excepción, nos equivocamos a menudo. Procuremos más bien mostrarnos cordiales y abiertos, revelando amabilidad y respeto. En resumen, aprendamos a aceptar a los demás tal como son, sin que eso implique que aprobaremos todo lo que hagan. Y al mismo tiempo dejemos los juicios a Dios, único juez justo y capacitado para serlo.
@viviendovalores
Agustín Albornoz S.