Opinión
Ahí el Ágora: Él sostiene, no somos carga
A Dios no le pesa levantarnos, ayudarnos como individualidad, como colectivo o como nación
15 de abril de 2025
Opinión.- Para muchos el peso de cualquier cosa es motivo para emplear puntos de vistas, para reflexionar, para objetar; cuando el peso se ilustra en el mesón de cartón, allí no sería posible atender nada, porque el corazón no lo refleja y en muchos casos no lo acepta, es decir, no todos están bien, ni gozosos por la carga que deben llevar. Afortunadamente somos más que damos gracias a Dios por las responsabilidades y cargas que nos corresponde levantar y llevarlas en nuestros hombros, somos dichosos.

A Dios no le pesa levantarnos, ayudarnos como individualidad, como colectivo o como nación. Para Dios no representamos una carga gravosa que Él haga a un lado. Así como nuestro hacedor se complace en alzarnos cuando nos sentimos débiles y acorralados, así también con su mano alza las tierras y los países con todos quienes le habiten.

En Isaías 40, se muestra la majestad y el poder de Dios, dando el profeta a entender que en Él podemos apoyarnos y creer que tenemos el más poderoso fundamento para asegurarnos la vida. Solo el Altísimo puede medir y sustentar, de manera absoluta, el corazón del hombre y los tejidos de la tierra.

Las naciones a Dios le son como gotas de agua -versículo 15-, como menudo polvo en la balanza le son estimadas. Todos los países o naciones están en las manos de Dios, y Él hace lo que bien le parezca, su soberanía absoluta es incuestionable, para Dios todo esto no representa carga alguna imposible de levantar.

Delante del Dios vivo, el valor de algún país, entiéndase también con quienes lo gobiernan, su importancia es menguada a nada, cualquier valor que el hombre pueda colocar, o enarbolar, delante de la potencia del tercer cielo pasa a ser negado, insignificante, no es tomado en cuenta, porque mayor es la deidad de aquel que nos amó primero.

El profeta lo dice. Dios está sentado sobre el círculo de la tierra (esto nos asegura que la tierra es redonda). Nuestro Padre protege la atmósfera de los rayos terribles del sol, porque Él extiende los cielos como una cortina, la expande. Es decir, Dios expande su amor y misericordia a todas las naciones.

El amor de Dios es tan inmensamente grande que lo ensancha y alarga hasta los confines de la tierra para que entendamos que para Él, nosotros no representamos ninguna carga pesada, al contrario, somos lo más valioso de todo lo que hizo y por eso nos sostiene con su diestra.

No habrá cabida nunca para la soberbia, para los que se levantan como líderes de la arrogancia, como líderes que gobiernan o deseen gobernar una nación desde o con el espíritu de la codicia, de la corrupción, de los antivalores; estos representantes no serán, porque Dios lo mirará de lejos, Sal.138: 6.

Dios vuelve en nada, desbarata las intenciones malvadas, por muy poderoso que sea el hombre, por mucho poder del establishment que se quiera mantener por los tiempos, Dios, cuando de justicia se trata, Él reduce a nada toda pretensión de perversidad que se erija como poderoso. Sus pretensiones serán desarraigadas, al punto que sería como si nunca hubieran sido plantados. Tengamos cuidado en creernos superiores a Dios, tristemente hay quienes se lo creen.

Todas las familias reunidas en el seno de la benevolencia que Dios nos dá, esas van a permanecer. Recordemos que el poder y la auténtica potencia es de Él, proviene de Él y a Él vuelve, entonces la única fuente eterna debe ser cuidada con nuestras acciones. Ya no más menosprecio a lo que representa el plan divino, Jesús es autor de la vida. En Juan 5: 40 es explícito, porque dice: Y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Ya no más comportamientos propios, de los que exigen y demandan integridad, pero ellos mismos no la ofertan.

Volviendo a Isaías 40:15. Aceptemos pues, que todos los reinos, todos los gobiernos, sean estos de izquierda, de derecha, de centro, cualquier ideología, todas las familias, todos los habitantes, estamos en las manos del Señor, somos nada sin su presencia, sin su autoría, somos como gotas de agua y menudo polvo en la balanza de Dios, esto quiere decir, por muy grande que creamos ser, delante del Omnipotente, somos nada. Por esos debemos ser verdaderamente humildes.
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Lister Monteverde
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VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Lister Monteverde