El próximo 14 de julio se conmemora el día de Francia. La presencia y la influencia de Francia y los franceses en nuestro destino ha sido muy grande. Desde los mismos primeros tiempos en que se empezó a escribir nuestra historia encontramos sus rastros.
En 1528, se presenta frente a las costas de Nueva Cádiz (Cubagua) un emporio de producción de perlas, la nave francesa La Rochelle para tratar de tomar el poblado. A los incursores se les enfrentan una alianza de españoles capitaneados por Francisco Fajardo (padre) y los indios guaiqueríes, súbditos de la mujer de Fajardo, la princesa Isabel y son rechazados.
Durante los siglos XVI y XVII se hace frecuente la visita de buques franceses, que en general son tratados de “piratas” por los cronistas españoles, pero muchos vienen sencillamente a comerciar, tratando de romper el monopolio establecido por la corona española, otros vienen en son de pillaje.
En 1560 el capitán Juan Ruiz de Ochoa en un memorial al rey advierte que los vecinos de Valencia están comerciando con franceses que “van a tomar agua y algunos refrescos de la tierra que algunos vecinos de la ciudad de nueva Valencia les dan trocándolos con dichos corsarios por mercaderías que llevan, negros y otras cosas que con los corsarios se remedian y sustentan”. Entonces, estos “corsarios” franceses con su comercio ayudaron a los primeros pobladores de Valencia a sobrellevar la precaria situación que padecían debido al escaso comercio con la metrópoli, que apenas enviaba a Venezuela uno o dos barcos al año.
Luego, en 1687 vemos que el mayor naufragio en el Caribe ocurrió en aguas venezolanas cuando la flota francesa del almirante Jean D’Estre con 18 buques que trataba de incursionar sobre Aruba y Curazao chocan con los arrecifes hundiéndose casi todos los buques, con más de mil, en el archipiélago de Aves, frente a las costas de Aragua y Carabobo.
Ya en los siglos XVII y XIX ocurren en la lejana Europa dos hechos extraordinarios que va a tener una influencia determinante en el destino de Venezuela: Por una parte, ocurre la Revolución Francesa, con sus nuevas ideas de república, igualdad, fraternidad y solidaridad, y la desestimación de la divinidad de los reyes. Estas ideas secretamente y poco a poco empiezan al legar a América y constituyen el fundamento doctrinario de las ideas de independencia y, por otra parte, Francia invade a España y obligan a abdicar al rey español Fernando VII imponiendo a José Bonaparte, el hermano de Napoleón. La imposición del usurpador francés origina la constitución de una Junta conservadora de los derechos del rey Fernando, el 19 de abril de 1810, autónoma de cualquier autoridad foránea y profundamente antifrancesa. Ocurre en ese primer momento un movimiento de lealtad al rey. Pero en el transcurso de un año los mismos defensores de los derechos de Fernando asumen los principios de la revolución, pasan a ser “francesistas” como los llamaban en esos tiempos y proclaman la república y la independencia de España el 5 de julio de 1811. El movimiento entonces da un giro de 180 grados y pasa a ser un movimiento “anti Fernando” que ve con simpatías las teorías de la revolución francesa.
En ese interín ha llegado al país Francisco de Miranda, quien ha actuado en la revolución, ha sido general de Francia y no tarda en rodearse de un grupo de militares franceses. Vale la pena recordar los nombres de estos primeros soldados franceses, que fueron el estado mayor del generalísimo: Cnel. Joseph Du Cayla, Cnel. Rafael de Chatillón, Cnel. Manuel Serviez, y Cdte. Jaques Lemer. También vinieron Pedro Labaut, Honorato Dufour, Jean Castellux, Lemer, Dufour, entre otros. La mayoría de estos hombres permanece desconocida para los venezolanos, pese a formar buena parte de la oficialidad patriota de la primera república. Al caer esta algunos quedaron prisioneros, pero muchos de estos oficiales huyeron a la Nueva Granada donde se reincorporaron a la lucha. Allí algunos de estos murieron por la independencia como es el caso de Chatillón, Serviez y Bobin. No debemos dejar que queden en el olvido.
Francia ha dejado profundas huellas en nuestro destino.
Luis Heraclio Medina Canelón
M.C. de la Academia de Historia del Estado Carabobo
@luishmedinac