Los ofrecimientos, esencialmente, son nuevos cargos remunerados "y hasta facilidades para obtener una visa", comentó a este portal uno de los exdiputados de la delegada bajo condición de anonimato, tildando el asunto como una "práctica absolutamente asquerosa".
En la referida sesión, Guaidó solo puede contar (hasta hoy) como votos seguros los de su partido, Voluntad Popular y de La Causa R. De la legítima Acción Democrática, se sabe, la fracción votará en contra de la continuidad del mandato de un interinato que ya es cadáver insepulto.
En Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia no hay ánimo alguno para favorecer otro año más un imposible, particularmente en la tolda aurinegra, cuyo jefe, Julio Borges, lleva rato reclamando toda clase de hechos impúdicos en el manejo de activos congelados en el exterior, entre otras desgracias no menos importantes.
El interinato de Juan Guaidó se resiste a morir sin percatarse de que su final, como hemos dicho en anteriores notas, ocurrió el 30 de abril de 2019, cuando claramente ya era fallida e imposible la estrategia del cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Una consigna tan manoseada hasta la náusea que terminó decepcionando a buena parte de la militancia opositora y atomizando a las fuerzas democráticas entre renuncias, delaciones, divisiones y corruptelas de antología. (El Cooperante)