País
Delcy Rodríguez en China: Petróleo, tecnología, exploración espacial y geopolítica en tiempos de sanciones
Mientras Washington reimpone sanciones petroleras que buscan aislar al gobierno de Nicolás Maduro, Beijing mantiene su respaldo estratégico
24 de abril de 2025
País.- La vicepresidenta ejecutiva y también ministra de hidrocarburos de Venezuela, Delcy Rodríguez, aterrizó en Beijing para una visita oficial el miércoles. La visita ocurre en un contexto global dominado por la competencia geopolítica entre Estados Unidos y China.

Mientras Washington reimpone sanciones petroleras que buscan aislar al gobierno de Nicolás Maduro, Beijing mantiene su respaldo estratégico, evidenciando una apuesta por afianzar su influencia en América Latina y el Caribe, consolidar su acceso a recursos energéticos a precios preferenciales y erosionar la hegemonía estadounidense en el hemisferio.

Lea tambiénPresidente Maduro agradeció el aporte del sector científico nacional para superar el bloqueo criminal impuesto por EE.UU.

China y Venezuela: Una alianza en tiempos de contención y sanciones

La llegada de Delcy Rodríguez a Beijing no fue un gesto diplomático más: representó una reafirmación del compromiso bilateral en momentos de renovada presión estadounidense. En sus declaraciones, la funcionaria venezolana enfatizó la “complementariedad” como eje de una relación “a toda prueba y a todo tiempo”, mientras presentaba propuestas concretas delineadas por Nicolás Maduro para profundizar la cooperación con China.

Es pertinente tener en cuenta los antecedentes, los intereses y los objetivos geopolíticos que están en juego con sus respectivas implicaciones de las relaciones entre China y Venezuela.

Esta visita ocurre en un entorno geopolítico marcado por dos dinámicas clave: El restablecimiento de sanciones petroleras por parte de EE.UU. hacia Venezuela y la continua guerra comercial y tecnológica entre Washington y Beijing. Frente a este escenario, China ha aprovechado el vacío occidental para posicionarse como el principal socio de Venezuela, no sólo en términos de comercio energético, sino también como un actor geoestratégico dispuesto a desafiar las lógicas de exclusión impuestas por la política exterior estadounidense.

Petróleo, deuda y geoeconomía: Los intereses cruzados

Durante la primera administración de Donald Trump, China en particular sus refinerías privadas, conocidas como “teteras” emergió como uno de los principales compradores de crudo venezolano, beneficiándose de importantes descuentos que llegaron a ser de hasta 40 dólares por barril respecto al Brent. A pesar de los riesgos vinculados al sistema financiero estadounidense, estas empresas mantuvieron sus compras, convirtiéndose en una vía de escape para Caracas frente a las sanciones.

En febrero de 2025, las exportaciones venezolanas hacia China alcanzaron los 500 mil barriles diarios, el mayor volumen desde junio de 2023, según datos de Reuters. Este repunte sucede en paralelo a la reactivación de sanciones por parte de EE.UU., lo que podría redirigir nuevamente el flujo de crudo hacia Asia y alejarlo de Europa y América del Norte, como ya sucedió antes de la emisión de licencias específicas por parte de la OFAC en 2022-2023.

A esto se suma una declaración de Juan González Asistente Especial del Presidente y Director para el Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Biden en una entrevista exclusiva concedida a Guacamaya con respecto a la cancelación de las empresas petroleras occidentales como Chevron.

“El único ganador claro aquí es China. Ahora que Chevron ayudó a estabilizar e incluso aumentar la producción venezolana, Pekín intervendrá para comprar más petróleo—con descuento, fuera del sistema formal, y sin estar sujeto a los requisitos de cumplimiento y transparencia que sí se exigían a Chevron” declaró González.

La geopolítica del petróleo

En el capítulo “Sector petrolero venezolano: las licencias en el centro de la discusión” de libro “Sobre las Sanciones en Venezuela” los economistas Asdrúbal Oliveros Porras y Jesús Palacios Chacín establecen que el otorgamiento de licencias específicas por parte de la OFAC transformó de manera significativa el patrón de exportaciones petroleras de Venezuela.

Según los autores, dichas licencias provocaron un giro en los destinos tradicionales del crudo venezolano: mientras en 2021 China absorbía 491 mil barriles por día (bpd), en 2024 esta cifra descendió a 310 mil bpd, en favor de mercados como Estados Unidos, Europa e India. Asimismo, se evidenció una disminución en la participación de intermediarios opacos, los llamados “comerciantes fantasmas” que pasaron de manejar prácticamente el total del comercio petrolero en 2021 a ver una disminución en su participación debido a la presencia de empresas occidentales.

Otro cambio crucial fue la reducción de la dependencia venezolana del condensado iraní, ya que las empresas autorizadas por la OFAC comenzaron a importar diluyentes provenientes de países occidentales, lo cual facilitó la producción de crudo extrapesado en la Faja Petrolífera del Orinoco.

Con el retiro de las licencias petroleras y la reimposición de sanciones al sector petrolero se abre la puerta para que el crudo venezolano termine en China con precios a descuento muy favorables para los intereses de la potencia asiática.

En su contribución al libro “Sobre las sanciones en Venezuela”, la economista Tamara Herrera, señala que las empresas mixtas con participación china y rusa como Sinovensa y Petromonagas han mantenido una producción relativamente estable, representando cerca del 20 % del total nacional. No obstante, advierte que, ante la revocatoria de las licencias, acción que ha emprendido la administración Trump, solo China posee la capacidad financiera suficiente para compensar la pérdida de producción que ello implicaría. Rusia, en contraste, carece del músculo económico necesario para asumir ese rol. Este dato no es un asunto menor ya que independientemente de las posibilidades de que ocurra o no puede ser una pieza importante en el contexto geopolítico actual y marcar la importancia de estos acercamientos.

China se posiciona así como uno de los socios más relevantes de la Venezuela sancionada.

China no sólo importa petróleo: Es también el mayor acreedor de Venezuela, con préstamos que ascienden a 65 mil millones de dólares, más del doble que los otorgados a Brasil. El Fondo Conjunto Chino establecía diferentes proyectos de infraestructura y cooperación con el petróleo como garantía, la gran mayoría de los cuales nunca se concretaron.

Esta deuda ha incentivado acuerdos de pago con crudo y podría ser un factor decisivo para la consolidación de una Zona Económica Especial (ZEE) con capital chino en territorio venezolano. Aunque eso tenga importantes obstáculos en el medio como la ineficiencia de los servicios públicos en Venezuela y la falta de infraestructura en el país.

Zonas Económicas Especiales y la geopolítica caribeña de China.

Las visitas a China de los gobernadores de Carabobo y La Guaira, estados donde se encuentran dos ZEE clave con salida al Caribe en 2024, reflejaron el interés de ambos países en estructurar nuevas plataformas de cooperación productiva. Caracas podría convertirse en un punto nodal de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) en el Caribe, lo que permitiría a Beijing ganar acceso estratégico a América Central y del Sur, al tiempo que consolida su presencia marítima en una región históricamente bajo influencia estadounidense. China ya ha estado emprendiendo proyectos similares en el Caribe, el caso más emblemático es un puerto de aguas profundas en Antigua y Barbuda.

La posibilidad de que China impulse una ZEE en Venezuela con salida al Caribe responde también a sus ambiciones diplomáticas: siete de los doce países que aún reconocen a Taiwán están en América Latina y el Caribe, y Beijing está decidida a reducir esa cifra antes de 2040, uno de los objetivos prioritarios del presidente Xi Jinping. No obstante, algo así está de momento lejos de concretarse en el caso venezolano.

Cooperación espacial: el eje menos visible

Uno de los ejes menos visibles pero más estratégicos de esta relación ha sido la cooperación espacial. Desde 2008, con el lanzamiento del Venesat-1 conocido como el Satélite Simón Bolívar, Venezuela ha confiado en la tecnología satelital china para avanzar en lo que denomina “soberanía tecnológica”, telecomunicaciones y monitoreo. Esta colaboración, que incluye también los satélites de observación VRSS-1 y VRSS-2, no solo ha permitido a Venezuela contar con sus primeras capacidades espaciales, sino que también ha sido parte de un esfuerzo más amplio de China para afianzar su influencia geoespacial en el hemisferio occidental.

Estos avances han sido acompañados por transferencia de tecnología, capacitación técnica y la construcción de infraestructura como la Base Aeroespacial Capitán Manuel Ríos en El Sombrero, Estado Guárico, con asistencia china. Si bien esta cooperación ha elevado el perfil tecnológico de Venezuela, también ha generado críticas por la dependencia estructural que mantiene con respecto a Pekín, así como por los altos costos involucrados en un contexto de crisis económica y multidimensional.

Este componente se ha consolidado como una pieza clave en la aspiración China en la disputa tecnológica con Occidente al tiempo que fortalece su proyección geopolítica en América Latina donde coopera en esta materia con otros países como Argentina, Brasil y Chile.

En este contexto, hace poco, Nicolás Maduro, anunció el próximo lanzamiento del satélite Guaicaipuro. Este satélite de comunicaciones, en cuya construcción participa activamente China, busca ampliar el acceso a internet satelital en zonas rurales, así como asegurar canales de comunicación protegidos para los organismos de seguridad del Estado. Maduro subrayó que el proyecto se integrará al Plan de Desarrollo Nacional 2025-2031, incorporando el soporte tecnológico, científico y financiero de China como un pilar estructural del modelo nacional.

Más allá del ámbito funcional, este satélite representa una respuesta política frente a alternativas tecnológicas extranjeras. En declaraciones recientes, Maduro contrastó esta alianza con las soluciones privadas promovidas por actores como Elon Musk que ha mostrado su apoyo a la oposición venezolana, por su el oficialismo ha posicionando la cooperación con China como una prioridad mientras la confrontación con Estados Unidos aumenta, algo que Maduro aprovecha para acercarse todavía más a las naciones que desafían la hegemonía estadounidense. Mientras tanto los Estados Unidos al suspender las licencias petroleras pierde su capacidad de influir en Venezuela.

Esta orientación estratégica se vió reforzada en 2023, cuando la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE) y la Administración Espacial Nacional China (CNSA) firmaron una declaración conjunta para profundizar la colaboración en investigación y tecnología espacial. Entre los elementos más ambiciosos del acuerdo figura la eventual participación de Venezuela en la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS), una iniciativa liderada por Beijing y Moscú que busca establecer una base científica en el polo sur lunar hacia 2030.

China reiteró esta invitación el 8 de abril de 2023, manifestando su interés en integrar a Venezuela en el marco del Programa Chang’e, que desde 2007 ha marcado la avanzada del gigante asiático en el terreno de la exploración lunar. La inclusión venezolana en este proyecto tendría un alto valor simbólico y estratégico.

Este eje de colaboración demuestra cómo la relación chino-venezolana se proyecta más allá de la economía, el petróleo o la política bilateral, abarcando esferas altamente simbólicas y estratégicas como el espacio ultraterrestre. Para Venezuela, representa un canal para fortalecer su “autonomía tecnológica” frente a los centros tradicionales de poder occidental. Para China, representa una vía más para consolidar una arquitectura internacional multipolar, en la que su liderazgo en innovación y cooperación Sur-Sur se presenta como una alternativa concreta frente al dominio occidental. Además de fortalecer su presencia en América Latina, especialmente en Venezuela, un país cuyas condiciones geográficas ofrecen ventajas importantes para la exploración espacial en las próximas décadas. Una Venezuela más aislada de Occidente será mucho más dependiente de los intereses y planes de China así como de otras potencias.

Venezuela: ¿Un posible enclave estratégico para la exploración espacial?

Más allá de la cooperación técnica y la dimensión geopolítica, la posibilidad de que Venezuela se convierta en un territorio con mayor atención y notoriedad para las actividades espaciales en las próximas décadas se ve respaldada por una geografía favorable al desarrollo de lanzamientos y operaciones orbitales. Su ubicación, características topográficas y acceso a corredores oceánicos configuran un entorno que, en condiciones adecuadas, podría convertir al país en una plataforma estratégica para la exploración espacial en el hemisferio occidental.

Uno de los factores más relevantes es su proximidad al Ecuador terrestre, una ventaja comparativa crítica para lanzamientos espaciales. Situada entre los 0° y 12° de latitud norte, Venezuela se beneficia de la mayor velocidad de rotación terrestre en esa franja, lo que reduce los requerimientos de combustible para colocar satélites en órbita, especialmente aquellos destinados a trayectorias geoestacionarias. Este atributo es el mismo que explotan países como Francia, a través del Centro Espacial de Guayana en Kourou, ubicado a unos 5° de latitud norte.

En este sentido, Venezuela podría posicionarse y llamar la atención como una alternativa regional atractiva para países o empresas que buscan reducir costos orbitales sin depender de centros ya saturados o sujetos a condicionamientos geopolíticos. Esto cobra mayor importancia en un mundo cada vez más fragmentado donde la militarización del espacio aumenta y la pugna geopolítica entre Estados Unidos y China también se traslada al espacio ultraterrestre.

Adicionalmente, la accesibilidad a zonas costeras orientadas hacia el este, como las costas del Caribe y el Atlántico, permite rutas de lanzamiento seguras sobre el océano. Esto minimiza los riesgos para la población civil en caso de fallos o desprendimiento de etapas de cohetes. A esto se suma la existencia de territorios despoblados y extensos, como la región de Guayana,el sur del estado Amazonas y el propio territorio Esequibo que podrían albergar, con inversión, mejores condiciones y planificación, instalaciones y plataformas de lanzamiento, laboratorios o centros de observación.


El satélite Simón Bolívar VENSAT-1 en 2008. Fotografía: Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales.

Sin embargo, estos beneficios naturales deben ser analizados en conjunto con los desafíos climáticos y estructurales. El clima tropical, con alta humedad, lluvias intensas y riesgos asociados a tormentas, puede complicar operaciones regulares, aunque ciertas zonas elevadas o áridas como sectores de los Andes venezolanos podrían ofrecer condiciones más estables. En cuanto a la infraestructura, el país cuenta con un historial limitado pero relevante en materia satelital, impulsado precisamente por la cooperación con China.

El verdadero obstáculo radica en factores estructurales como la inestabilidad política, la crisis económica y la escasa formación de talento venezolano especializado. La participación de Venezuela en proyectos ambiciosos, como la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS), exige una base científica robusta y sostenida, que actualmente se ve comprometida por limitaciones internas de orden político-económico y la falta de infraestructura.

A pesar de ello, en un escenario de mayor estabilidad interna y cooperación internacional estratégica, Venezuela podría transformarse en un socio logístico clave para operaciones espaciales regionales especialmente en el lanzamiento de satélites pequeños o incluso en una sede atractiva para infraestructura de terceros países como Rusia que también necesita aumentar su número de satélites para el aprovechamiento de la Ruta del Mar del Norte en el Ártico y China que necesita aumentar su número satélites, ambos podrían tener en el hemisferio occidental un enclave estratégico para estas actividades.

Un aspecto importante es que para igualar a EE. UU. en número bruto de satélites activos, China tendría que lanzar al menos 5.000 satélites más en poco tiempo. Pero para igualar en dominación estratégica, cobertura comercial y control orbital, el desafío es mucho más complejo y de largo plazo.

Uno de los planes de China son las mega-constelaciones de Guowang que consisten en lanzar hasta 13 mil satélites LEO en los próximos 10-15 años, con funciones similares a Starlink, territorios con la condiciones geográficas que tiene Venezuela podrían resultar atractivos para un proyecto así.

Hay que destacar que China ha avanzado notablemente, pero aún está rezagada en lanzamientos comerciales rápidos y reutilización de cohetes, aunque ya desarrolla versiones propias como el Long March 9 o cohetes reutilizables estilo Falcon 9

Aunque Venezuela no cuente con las capacidades y la infraestructura para desarrollar una industria espacial competitiva, sus ventajas geográficas seguirán estando allí por mucho tiempo, por ello pese a que hoy el Estado venezolano no pueda llevarlas a cabo o concretar las alianzas para tal fin, no significa que ese potencial deba ignorarse en un momento donde la carrera espacial está cobrando una relevancia cada vez más significativa. En ese orden de ideas, la pérdida de influencia de Estados Unidos y el aumentó de la dependencia de Venezuela de países como Rusia o China también tendrá implicaciones en esta área.

En el marco de la rivalidad sistémica entre China y EE.UU., Caracas se proyecta como una pieza del tablero por la nueva arquitectura global. La alianza con China no sólo le ofrece oxígeno económico a Maduro, sino que también representa un mecanismo eficaz para desafiar el unilateralismo estadounidense y avanzar hacia un nuevo orden multipolar con implicaciones que van desde el petróleo hasta la cooperación especial. Temas que de seguro estarán presentes en la visita de Delcy Rodríguez al país asiático.
Sigue la información minuto a minuto en nuestro Telegram Instagram Facebook Twitter ¡La noticia en tus manos!
VÍA Equipo de Redacción Notitarde
FUENTE Editoría de Notitarde