El vestido tenía delicados tirantes de camisola, un escote pronunciado y una cintura ceñida. Kim lo complementó con un colgante en forma de cruz con incrustaciones de diamantes y tacones de aguja plateados.
Su madre lució el mismo vestido pero en un llamativo negro, con una chaqueta de satén a juego con mangas voluminosas. Kris también llevaba un collar de diamantes similar al de Kim.
Madre e hija son la viva encarnación de la frase ‘de tal palo, tal astilla’, consiguieron brillar como individuos a la vez que lucían armoniosas -y glamurosas- juntas. Además, la pareja pudo ver a Kendall Jenner, la nueva supermodelo de la familia, cerrar el desfile con un elegante traje y gafas de sol oversize. En general, un gran triunfo de la moda para las Kardashian-Jenner, reseña Vogue.