Los investigadores dividieron a los participantes en dos grupos, pidiendo a la mitad que consumieran dos o menos huevos por semana durante cuatro meses. A la otra mitad se le proporcionaron huevos fortificados (que contenían menos grasas saturadas, y vitaminas y minerales adicionales, como yodo, vitamina D, selenio, vitamina B2, 5 y 12, y ácidos grasos omega-3) y se les pidió consumir 12 por semana durante el mismo período.
Los resultados mostraron una reducción de -0,64 mg/dL y -3,14 mg/dL en el colesterol HDL (el “bueno”) y el colesterol LDL (el “malo”), respectivamente, en el grupo que ingirió huevos fortificados. Aunque estos cambios nos son significativos, un hallazgo secundario sugirió que podría haber algún beneficio en el consumo de huevos fortificados para pacientes mayores y pacientes con diabetes.
Este hallazgo secundario no fue estadísticamente significativo debido al número de participantes en el estudio, pero el investigador principal, el Dr. Robert Mentz, profesor asociado en el Departamento de Medicina de la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke, afirma que es una señal interesante que desearían investigar en trabajos futuros.
“Si podemos profundizar en esta área en un estudio más amplio, enfocándonos específicamente en el tipo de pacientes que parecen haber experimentado algún beneficio, y durante un período de tiempo más largo, podríamos ver si es posible que los huevos fortificados mejoren el colesterol”, dijo Mentz.
La primera autora del estudio, la Dra. Nina Nouhravesh, becaria de cardiología en el Instituto de Investigación Clínica de Duke, ha explicado que, aunque el estudio “fue modesto en tamaño, incluyó una población ampliamente generalizada”. “La edad promedio de los participantes fue de 66 años, la mitad eran mujeres y más del 25% se identificaron como afroamericanos”.