Entre los 42 países estudiados, los niños que desayunaban todos los días en Portugal tenían los niveles más altos de satisfacción vital. Por el contrario, las puntuaciones más bajas de satisfacción vital se encontraron en los niños de Rumanía que no desayunaban nunca, lo que indica posibles factores socioeconómicos que también influyen en los resultados.
Entre los niños que desayunaban todos los días, los de Inglaterra tenían la quinta puntuación media de satisfacción vital más baja, sólo por detrás de Rumanía, Hungría, Alemania y Austria.
El autor principal, Lee Smith, catedrático de Salud Pública de la Universidad Anglia Ruskin (ARU), destaca que el estudio "fue muy amplio y halló una asociación consistente entre la frecuencia del desayuno y la satisfacción vital, y hay varias razones potenciales para ello. Hay estudios anteriores que muestran un estado de ánimo bajo entre los adolescentes que no han desayunado y también mayores casos de ansiedad, estrés y depresión".
"Además, consumir un desayuno adecuado proporciona la energía y los nutrientes necesarios para un funcionamiento cognitivo óptimo y mejora la concentración, la memoria y la capacidad de aprendizaje --prosigue--. Otra razón podría ser la mezcla de vitaminas y minerales que obtenemos de nuestro desayuno diario, y no tomarlos regularmente puede dar lugar a una menor satisfacción vital con el paso del tiempo. Una rutina regular que incluya el desayuno también puede aportar estructura y un tono positivo al resto del día", concluye.