La OMS recomienda un consumo en los adultos de menos de cinco gramos de sal por persona y día.
“El 80 % de la sal que la mayoría de las personas consumen proviene de alimentos procesados. La sal añadida en estos alimentos de conveniencia contiene principalmente sodio, a diferencia de la sal natural, que es mucho más baja en sodio”, aclara Laura Parada, nutricionista y directora técnica de Slow Life house. La controversia está servida y estos expertos nos ayudan a dilucidar hasta dónde llega el mito y dónde empieza la realidad.
La sal enemigo de la salud nutricional
Según Nicolás Romero, el enemigo número uno de la salud nutricional, a distancia de cualquier otro, es el abuso en el consumo de sal, por los daños que provoca en el organismo. “La combinación del exceso de sal, y un aporte insuficiente de cereales integrales y fruta fresca podría considerarse la peor dieta del mundo, a tenor de las muertes que produce cada año”.
La sal engorda
Digamos que es un efecto colateral de su consumo elevado. “Es cierto, explica el doctor Romero, que la sal no tiene calorías, pero te lleva al sobrepeso porque aumenta la sensación de hambre. Si comes con poca sal, las ganas de comer se atenúan, y adelgazas”.
La sal "engancha"
Dice Nicolás Romero que tendemos a admitir cada vez más cantidad en nuestra alimentación. “Si tomamos muchos alimentos procesados y ultraprocesados dejamos que la industria marque el consumo de sal, que será alto. Si cocinamos con productos frescos podremos regular cuánta sal tomamos. El error es dejar a los fabricantes el control del consumo de sal en nuestra dieta. Tenemos que recuperar ese control para ganar en salud”.
¿Cómo reducir la cantidad de sal?
“Mi consejo es reducir la cantidad de sal para cocinar al mínimo y comprobar en la etiqueta que los productos envasados contengan entre 1,5 y 2 gramos de sal por 100g de producto”, recomienda Nicolás Romero y pide prestar especial atención a las pastillas de caldo, salsas, aperitivos, platos preparados y comida a domicilio. Por su parte, Laura Parada destaca también que los alimentos enlatados y las bebidas carbonatadas (es decir, muchos refrescos) son también altos en sodio y productos a evitar. “Mejor consumir alimentos naturales sin refinar”. Para ambos expertos un gesto clave es no poner el salero en la mesa.