¿De qué tratan los “1.000 días de oro” y por qué pueden determinar una buena y mala salud bucal?
Factores como la nutrición materna, el estrés, la exposición a toxinas o las infecciones pueden predisponer al nuevo ser a padecer enfermedades no transmisibles
Salud.- La salud bucal es uno de los pilares fundamentales para una vida saludable. Y este cuidado comienza desde el desarrollo temprano de los dientes, incluso antes de que sean visibles.
Un periodo crucial para el desarrollo bucal y general es el que se conoce como los mil días de oro. Abarca desde la concepción hasta el segundo año de vida, es decir, los 270 días de gestación más los primeros 730 días postnatales.
Durante estos mil días, no solo se sientan las bases para el crecimiento y desarrollo físico general, sino que también es un momento clave para el desarrollo dental. En esta etapa se establece la estructura de los dientes, así como los hábitos alimenticios y de higiene que impactarán directamente en la salud bucal futura.
Factores como la nutrición materna, el estrés, la exposición a toxinas o las infecciones pueden predisponer al individuo a padecer enfermedades no transmisibles, como caries dental, obesidad, diabetes e hipertensión, que pueden manifestarse en la niñez o incluso en la edad adulta.
En dicha etapa, existe un efecto programador de algunos nutrientes y condiciones metabólicas asociadas al crecimiento, a la composición del cuerpo, al desarrollo del cerebro y de la conducta, así como al establecimiento y funcionalidad de los microorganismos intestinales y a la maduración del sistema de defensa.
Desarrollo dental programado desde el vientre materno
La teoría de la programación fetal de las enfermedades del adulto del médico y epidemiólogo británico David J.P. Barker sostiene que el periodo prenatal es decisivo para la salud futura del individuo, incluido el desarrollo dental.
Condiciones como la deficiencia de nutrientes durante la gestación pueden afectar la formación y la mineralización de los dientes del bebé. Esto los hace más vulnerables a las caries y puede causar futuros problemas dentales.
Un artículo reciente amplía esta teoría y destaca las condiciones que afectan la programación fetal y sus consecuencias en la salud dental del adulto.
Durante el embarazo, factores como la mala nutrición y la restricción de nutrientes intrauterinos no solo afectan el crecimiento general del bebé, sino también su salud dental. Esto puede llevar a una predisposición a desarrollar caries dental y otras enfermedades orales desde una edad temprana.
La disponibilidad adecuada de nutrientes durante el embarazo es determinante para la formación de dientes sanos. Una mala alimentación durante la gestación puede limitar el desarrollo adecuado del esmalte dental, lo que predispone a los dientes a sufrir caries una vez erupcionados.
El apoyo a las madres es obligatorio a partir del periodo pregestacional. Se recomienda que los requerimientos de micronutrientes y oligoelementos necesarios, como el ácido fólico y las vitaminas A, B y D, aumenten en un 50%.
Es bien sabido que las deficiencias de ácido fólico afectan tanto a la salud de la madre como al desarrollo neuronal fetal. Potenciar el consumo de ácidos grasos omega-3 durante el embarazo reduce el riesgo de parto prematuro y mejora el desarrollo cognitivo.
Uno de los factores ambientales que modula y programa la expresión del genoma del bebé es la disponibilidad de nutrientes. La restricción de nutrientes intrauterinos, debido a una mala o deficiente alimentación en el feto, modifica su vía metabólica y sus estructuras biológicas.
En estos casos, el organismo ahorra los recursos nutricionales limitados para acciones de mayor importancia o supervivencia, como el desarrollo del cerebro y el corazón, y la regulación de hormonas como la insulina.
Después del nacimiento, los cambios permanentes sufridos en la vida fetal lo hacen más vulnerable al desarrollo de enfermedades. Los desordenes establecidos entre los entornos pre y postnatal son un determinante importante de enfermedades posteriores.
Nutrición y leche materna: claves para los dientes
Después del nacimiento, la leche materna es el alimento indispensable para el bebé. No solo por los nutrientes que aporta para su desarrollo general, sino también porque favorece la salud bucal. La lactancia materna ayuda a establecer patrones de crecimiento dental adecuados y contribuye a la correcta formación de los maxilares y la estructura facial.
La leche humana es un fluido biológico dinámico que varía en su composición a lo largo del tiempo y es altamente especializado para cubrir las necesidades del bebé. Además de nutrirle, tiene propiedades que protegen contra infecciones bucales y promueven un microbioma oral saludable, reduciendo el riesgo de caries.
Se recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses. Una vez iniciada la alimentación complementaria, se sugiere combinarla con hábitos de limpieza bucal temprana.
Los expertos aconsejan que, tras cada sesión de lactancia, se limpien suavemente las encías del bebé con una gasa húmeda. Esto evitará la acumulación de restos de leche, un hábito clave para prevenir problemas dentales futuros.
Prevención de caries desde los mil días
Según el estudio Prevalencia reportada de caries dental en niños y adolescentes mexicanos, la caries sigue siendo un problema de salud significativo en México, afectando especialmente a niños con sobrepeso.
Una investigación global basada en 72 estudios y publicada en el 2022 reveló que la prevalencia de caries en niños de un año fue del 17%. Un porcentaje que se incrementa a medida que crecen, alcanzando un 63% en niños de 5 años.
Estos datos refuerzan la importancia de establecer buenos hábitos alimenticios y de higiene dental desde el inicio para prevenir la aparición de caries y otras enfermedades dentales.
Desde la aparición del primer diente, alrededor de los seis meses de edad, se recomienda iniciar los cuidados dentales con un cepillo de cerdas suaves o un dedal dental para eliminar los restos de leche o alimentos que puedan contribuir al desarrollo de caries.
La Guía del cuidado dental en bebés de 0 a 24 meses establece que el uso de pasta dental con flúor, del tamaño de un grano de arroz, es fundamental para proteger los dientes y reducir el riesgo de caries.
A medida que el bebé crece, es crucial enseñar buenos hábitos de cepillado, que deben realizarse al menos dos veces al día. La prevención de la caries dental en los primeros mil días de vida implica no solo una adecuada higiene bucal, sino también una alimentación saludable que limite la ingesta de azúcares y favorezca el desarrollo de dientes fuertes y sanos.
Los mil días de oro representan una oportunidad invaluable para establecer una buena salud dental.
Durante esta etapa, los padres y profesionales de la salud deben trabajar juntos para fomentar hábitos alimenticios saludables, mantener una adecuada higiene bucal y garantizar una nutrición que favorezca el desarrollo de dientes sanos y contribuya a una mejor salud dental a lo largo de la vida.