Los resultados mostraron que los pacientes encuestados que reportaron un mayor nivel de actividad física, es decir, que hacían ejercicio de moderado a intenso al menos 150 minutos por semana, tenían un riesgo estadísticamente menor de padecer enfermedades crónicas. Por otro lado, los menos activos, o sea, quienes reportaron haber hecho poco o nada de ejercicio semanalmente, presentaron un riesgo más alto de desarrollar estas patologías.
Además, el grupo de investigación comparó la información de salud de los participantes con la de más de 33 mil pacientes que no contestaron el cuestionario y se atendían en otras áreas del hospital y encontró que los primeros eran más jóvenes y gozaban de mejor salud.
Según Lucas Carr, profesor asociado del Departamento de Salud y Fisiología Humana y director de la investigación, este resultado podría indicar que "los pacientes que se toman la molestia de acudir a revisiones anuales también dedican más tiempo a adoptar conductas saludables", como mantenerse físicamente activos, por lo que el estudio apunta a la importancia de encuestar a quienes concurren al médico.