Salud.- Aunque existen muchas creencias sobre quien pueda padecer o experimentar el trastorno del estado de ánimo mejor conocido como depresión, y a quienes afecta de manera directa, la realidad es que todos los seres humanos están propensos a padecerlo.
Se puede creer que el hombre es la figura de autoridad y protección del hogar, que el hombre “no debe llorar” o “que nunca debe mostrar sus emociones” y lo cierto es, según estudios realizados por especialistas en psicología clínica, que los hombres suelen ser quienes más se ven afectados ante esta enfermedad, e incluso son quienes comúnmente lo padecen y, en su mayoría, no saben identificar sus síntomas.
Los expertos explican que los factores que más influyen en la vida del hombre para llegar a este punto son las experiencias traumáticas a lo largo de su vida y muchos de estos eventos provienen de la infancia; además, estas experiencias, a la larga, se vuelven muy dolorosas si no son atendidas a tiempo.
En esta oportunidad, el psicólogo clínico Sergio Villani comenta que existen 3 etapas por las que pasa un hombre cuando padece de depresión:
La primera etapa se le conoce como Depresión leve o Astenia, la cual puede durar de 1 a 2 semanas. Esta patología se caracteriza por crear en el individuo fatiga y deseo de no hacer nada, crea una necesidad de estar en reposo y la persona solo quiere tener quietud. “En este punto pareciera que al hombre se le ha bajado el interruptor de la energía y la felicidad”.
La segunda etapa es la Anhedonia. En este caso, todas las causas que experimentó el sujeto en la primera etapa se intensifican y el tiempo de trastorno se prolonga.
“Cuando se llega a este punto, el sujeto pierde la habilidad de poder sentir placer, todo eso que lo emocionaba y le causaba alegría ya no le genera ningún tipo de sensación, pierde el interés por todo lo que le encantaba hacer”, explica el experto Sergio Villani. “Es en este punto cuando inicia la etapa de aislamiento, aparece la irritabilidad y cada síntoma se intensifica”, aclara.
Luego se encuentra la tercera y última etapa, conocida como Trastorno depresivo persistente, Distimia o Depresión mayor. Llegar a este punto siempre va depender del grado de gravedad de lo que haya vivido el paciente y qué tan traumática haya sido su experiencia.
“Cuando el ser humano comienza a padecer de una depresión mayor, éste pierde el interés de todo lo que lo rodea: su familia, amigos, trabajo, estudios, pareja etc; todo eso que antes solía hacer con normalidad y que forma parte de su rutina diaria no puede realizarlo. En este punto, la persona no puede ir al trabajo, no se puede hacer cargo de sus hijos y no puede realizar ningún tipo de actividad ya que su estado se encuentra en un punto muerto donde el cuerpo se siente apagado” informa.
Esta etapa es la más riesgosa y complicada ya que cuando se está pasando por este proceso, todo lo que importaba deja de serlo y es aquí cuando la persona puede llegar al suicidio, sino es tratada a tiempo.
Muchas veces estos trastornos aparecen cuando el hombre siente que las circunstancias por las que atraviesa en ese momento se tornan irreversibles y no encuentra una posible solución. Esto incluye la pérdida de algo muy querido, ya sea un familiar que deja este plano terrenal, la ruptura y separación del ser amado, quedarse sin empleo, e incluso, dejar pasar una oportunidad importante para su vida profesional.
Preguntas frecuentes
¿Cuándo debo acudir al especialista de la salud mental?
“En el momento que siento los primeros síntomas debo buscar ayuda del psicólogo o psiquiatra. De la misma manera que una persona debe ir al cardiólogo para revisarse el corazón, así como ir al dentista para checar la salud bucal, asimismo debe ir a uno de estos especialistas para revisar la salud mental”.
¿Es necesaria la ayuda profesional?
“Es muy común que un hombre que pase por estos síntomas crea que podrá resolver todo solo y sin ayuda; posiblemente sí lo haga, pero es recomendable que, cuando pase por estos casos severos, lo haga de la mano de un especialista que lo oriente y le suministre un tratamiento correcto”. (Franny Cordero)
