Sucesos
Crónica Policial: El asesinato del presidente del Seguro Social
"Es el doctor valenciano Julio Iribarren Borges, hermano del entonces canciller de la república Ignacio Iribarren"
11 de noviembre de 2022
Opinión.- Una noche de marzo de 1967 el presidente del Seguro Social acompaña a su esposa a una farmacia a unas diligencias imprevistas. Es el doctor valenciano Julio Iribarren Borges, hermano del entonces canciller de la república Ignacio Iribarren Borges. Anda en pijamas y pantuflas ya que no pensaba bajarse del vehículo.

En las inmediaciones merodean un grupo de guerrilleros izquierdistas de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) en búsqueda de un automóvil fácil de robar para luego cometer atracos y actos terroristas. Cuando ven a la pareja de personas maduras no lo piensan dos veces y los asaltan. Dejan ir a la señora y se llevan al doctor.
 
Los secuestradores son (alias) “El Loco Fabricio”, “el comandante Claudio” y “Máximo Canales”, un trio de despiadados terroristas y asesinos. Cuando se dan cuenta de que el secuestrado es hermano de un ministro se ensañan brutalmente contra el indefenso doctor, quien es sometido a las más bárbaras torturas. Los “camaradas” le arrancan las uñas, lo queman por todo el cuerpo con cigarrillos, le clavaron agujas por distintas partes, lo golpean brutalmente y finalmente le pegan un tiro en la cabeza y lanzan el cadáver por un barranco.
 
A los tres días aparece el cuerpo y toda la nación queda estupefacta ante el ensañamiento en contra de un hombre que ni siquiera era un dirigente político, sino simplemente un profesional de prestigio prestado a la administración pública.
 
Desde Cuba, donde se origina y dirige la lucha de la extrema izquierda que pretende tomar por las armas el poder en Venezuela declara a “Granma”, periódico oficial del gobierno comunista el comandante Elías Manuitt, quien orgulloso atribuye a sus guerrilleros el crimen que califica de “ejecución de la justicia revolucionaria”.

Pero el abominable hecho ocasiona el repudio general tanto nacional como internacionalmente. Los izquierdistas ante el desprestigio que les acarrea el crimen no tardan en salir a rasgarse las vestiduras y condenar el hecho: Teodoro Petkof, Héctor Mujica, Pompeyo Márquez y Guillermo García Ponce entre otros, tratan de deslindarse del atentado criminal.
 
Mientras tanto las investigaciones son llevadas por la policía política (Dirección General de Policía – DIGEPOL) y la Policía Técnica Judicial (PTJ), quienes van hilando fino y entre pruebas técnicas y delaciones de otros guerrilleros confidentes comprueban la identidad de los terroristas.

A los pocos días los detectives de la DIGEPOL ubican en un rancho de Petare al “Loco Fabricio” y el terrorista “Plutarco”, que se enfrentan a los funcionarios y resultan abatidos.
 
Los otros asesinos huyen o se esconden y eluden la justicia, hasta que los guerrilleros fueron pacificados en tiempos de Rafael Caldera. Hoy en día, cuando parece que los valores están invertidos, estos secuestradores y asesinos son considerados “héroes” por algunos sectores y hasta se les han hecho homenajes.
 
Había sobrevivido (alias) Máximo Canales, subvencionado por el gobierno venezolano, habitando en un cuartel militar, pero en 2015 se suicidó pegándose un tiro en la sien. Algunos dicen que no aguantó el remordimiento por tantos crímenes cometidos, mientras que otros sostienen que, a raíz del descubrimiento de ciertos documentos desclasificados de la Digepol, donde quedaba mal parado, optó por darse muerte.
 
Por Luis Heraclio Medina C.
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VÍA NT
FUENTE Editoría de Notitarde