Hopner fue un peculiar personaje, de origen norteamericano, ejerció las labores de corsario, es decir, una especie de pirata autorizado por los países que en aquellos tiempos se encontraban librando la guerra de independencia contra España. Lo hemos encontrado con patente de corso de Colombia y México, es decir, que estos países lo autorizaban para atacar a los buques españoles en las aguas del Caribe.
Pero una vez finalizada la guerra, y ya con sus años encima, Hopner trata de asentarse en Venezuela, de donde surgió su relación con la hermana del prócer. Hopner es muy conocido en las crónicas de Valencia porque el primer reloj que tuvo nuestra iglesia matriz habría sido dado por Hopner a la iglesia, según se dice por un canje por unas tierras que tendría la iglesia valenciana en las cercanías de Macapo. Ahora bien, de acuerdo a las investigaciones del doctor Agüero, Hopner habría adquirido las tierras por compra al coronel Juan Uslar, no por negociación con la iglesia.
Lo cierto es que los predios en cuestión estaban ocupados por una cantidad de pisatarios, que tenían que pagar un monto a Hoppner por el disfrute de las tierras, y el sujeto se valía de medios violentos para tales cobros. En el expediente judicial que se llevó posteriormente se mencionaba que en una de esas incursiones el hombre se hizo acompañar de una gavilla de ocho sujetos armados, conocidos delincuentes, e incluso hirieron a uno de los parceleros.
Sucede que el 9 de abril de 1837 Charles Hoppner se trasladaba acompañado de un empleado por los caminos de Macapo. De repente suena tun tiro y el antiguo corsario recibió una andanada de perdigones por la espalda que le atravesaron el tórax. Murió en el acto.
Cuenta Agüero que en el transcurso de las investigaciones el juez interrogó a innumerables testigos, que señalaron la animadversión que existía en contra del difunto entre los moradores del sector, que declararon de haber visto a sujetos desconocidos merodeando el sector portando armas de fuego y que un tal Ramón Fernández estaba contratando gente para matar a Hoppner. Fernández tenía un pleito judicial por terrenos contra Hoppner. Sería este uno de los casos más antiguos de sicariato registrados en la región central del país.
Lamentablemente la parte del expediente donde se sentencia el caso de homicidio ha desaparecido y no sabemos si se sentenció al culpable. Lo que si sabemos es que el famoso reloj que dio el señor Hoppner a la iglesia matriz, no llegó en buen estado, parece que era usado y desechado por alguna iglesia, que estuvo algunos años sin poder ser instalado y que sólo luego de comprar repuestos en el extranjero pudo ser instalado. El viejo reloj sirvió por unos 70 años con varias reparaciones hasta que fue sustituido por el actual. Una vez removido el reloj de Hoppner fue llevado ala Casa Páez donde tuvo en exhibición hasta los tiempos de Juan Vicente Gómez, cuando desapareció y no se volvió a ver.