Crónica del pasado: El asesinato del agente Juan Ruiz
Pasando por todos los tiempos y todas las culturas nos encontramos con crímenes en distintas modalidades
Sucesos.- La historia del crimen está vinculado a la historia de la humanidad desde los albores del tiempo. Desde el Génesis cuando Caín mató a su hermano Abel, pasando por todos los tiempos y todas las culturas nos encontramos con crímenes en distintas modalidades. Nuestra sociedad venezolana ha sido especialmente violenta desde sus inicios, pero indudablemente en los tiempos pasados la colectividad era mucho más sensible a estos sucesos.
El hecho que nos ocupa hoy ocurrió causó tanta conmoción en su época que el acontecimiento lo recoge una revista de índole cultural y artística como lo era “El Cojo Ilustrado”:
Era la noche del 6 de noviembre de 1896, tiempos de la presidencia del general Joaquín Crespo. Caracas era una ciudad tranquila, la gente culta iba al teatro, a las corridas de toros y a la opera. Las familias se acostaban temprano. Los caballeros discutían con tranquilidad sobre política en la Plaza Bolívar. El pueblo bajo jugaba barajas, los dados y a las bolas criollas. El aguardiente no faltaba.
En las inmediaciones de la céntrica esquina caraqueña de Padre Sierra un grupo de borrachos protagonizan un tumulto. El agente Juan Ruiz era el “policía de punto” del sector. Era una época en que se acostumbraba destacar a un funcionario en las esquinas principales, para mantener el orden público, recoger a los zagaletones y rateros. Ese policía de punto respondía por el orden en su sector.
Alertado por el bullicio el agente Ruiz acude al sitio y trata de detener a los amotinados. El policía no se amilana ante la superioridad numérica de los antisociales, cuando intempestivamente uno de ellos saca un revólver y lo descarga sobre la humanidad del funcionario, quien muere al poco tiempo.
“El Cojo Ilustrado” lo reseña así:
“A sus insinuaciones (del agente) correspondieron los alborotadores con infinidad de disparos, cuatro de los cuales echaron por tierra malherido al valiente policía. Ante la magnitud de tan salvaje atentado la sociedad ha quedado sobrecogida de terror y sólo con ánimos para preguntar: ¿a dónde vamos a parar?
El 8 de noviembre tuvo lugar el sepelio del servidor público, al cual asistieron desde el presidente de la república Joaquín Crespo, hasta las más altas autoridades. Señala “El Cojo”:
“El acto de inhumación del gallardo y valientísimo agente ha sido una protesta que a una han hecho contra el atentado el gobierno, la sociedad el pueblo.”
Comparamos con la época actual, cuando la muerte de cualquier ciudadano, particular o funcionario, apenas merece algunas líneas en la prensa y es olvidada al día siguiente por otro crimen más grave. Parece que presidentes, ministros y gobernadores ni se enteran. Es una sociedad indolente ante el dolor y la tragedia de los ciudadanos. Se sigue repitiendo la pregunta del Cojo hace 127 años:
¿A dónde vamos a parar?
Por: Luis Heraclio Medina C.