Crónica criminal del pasado: el caso del sádico del teatro
Era un caso delicado por las relaciones e influencias del indiciado, que conocía gran cantidad de personas importantes
Sucesos.- El escándalo estalló en 1994 cuando un vecino acudió a la sede de la PTJ de las Acacias a denunciar la violación de su pequeña hija de once años. El acusado era un famoso director de teatro de la ciudad. Su fama de hombre experto en el arte del drama trascendía las fronteras del estado ya que era conocido en toda Venezuela.
Era un caso delicado por las relaciones e influencias del indiciado, que conocía gran cantidad de personas importantes en los ámbitos culturales, actorales, gubernamentales y hasta universitarios. Dirigió docenas de obras y formó a muchos actores. Llegó a dirigir la escenificación de la batalla de Carabobo por varios años en el aniversario patrio. Al igual que otro pervertido y famoso criminal como lo fue el psiquiatra Edmundo Chirinos era un sujeto de militancia izquierdista. En la página oficial de la Dirección de Cultura del Estado Carabobo todavía se lee en su biografía:
“Participó en actividades partidistas y guerrilleras …y se mantuvo como izquierdista irreductible y marxista…”
Pero detrás del hombre admirado por muchos se escondía un monstruo. El histrión utilizaba sus dotes de convencimiento para violar a las niñas que sus padres inocentemente las llevaban a aprender el arte.
En los años noventa, aunque la justicia no era perfecta, con todo y sus tropiezos, funcionaba y policías, fiscales y jueces comenzaron a hacer su trabajo.
Se hicieron los exámenes médico forenses y declararon tanto la víctima como todos los testigos del entorno. Así empezó a hacerse pública la situación, que de rumor pasó a noticia. Luego apareció otra denuncia y otra más. Entre pasillos se hablaba de muchas otras niñas que por vergüenza no se atrevían a denunciar.
Resulta que el reputado actor en el fondo era un pedófilo, un depredador de niñas. Era un lobo dentro de una manada de ovejas porque a su teatro llevaban a muchas niñas con condiciones especiales, problemas de expresión o excesiva timidez que sus padres pensaban que en un medio artístico podrían superar sus traumas y mejorar sus fallas de comunicación, pero el actor los hizo caer en sus redes.
Años después una de las niñas declaró:
“él hacía que evocaras los paisajes difíciles de tu vida, tus debilidades, tus complejos Y con esa información aplicaba una tortura psicológica con la cual nos iba envolviendo, hasta que abusaba de nosotras casi sin que nos diéramos cuenta, porque era un engaño a voluntad; a esa edad no tienes argumentos y terminas arrastrada por sus ideas, llegado a un punto las alumnas con un cuadro familiar caótico, amparadas en la creencia inculcada por él de que era la única persona que las podía ayudar”
Con un enorme expediente lleno de exámenes forenses a las niñas, muchas pruebas técnicas y centenares de declaraciones, dos años después de la primera denuncia se dicta una sentencia condenatoria de 5 años por solamente una de las violaciones. Dos de las colaboradoras del teatro a quienes se les había dictado detención por encubridoras, fueron absueltas.
Mientras algunos medios de comunicación silenciaban la situación, por otra parte “personeros de la cultura nacional y local” pagaban remitidos en prensa en solidaridad con el pedófilo.
Pero en aquellos tiempos había una fiscal que era implacable en contra de los criminales y apeló la sentencia. Cinco años era muy poco por el daño causado.
En el expediente Nro. N° 00-1189 podemos leer las declaraciones de las niñas:
“me dio un libro de … Romeo y Julieta, y me invitó a montarme … y tomó la vía Guataparo y después me dijo que me pusiera en la cara el periódico …y me mandó a entrar y cuando yo entré que vi la cama me eché para atrás y él me empujó y cerró la puerta, allí el señor M.T. me mandó a quitarme la ropa y yo le dije que no. Él me quitó la ropa y me acostó en la cama … y él me lo hizo a la fuerza, me violó fue algo rápido, pero cuando él se paró se fue rapidito al baño a limpiarse y la sábana estaba llena de sangre…”
El sujeto apenas estuvo un mes en el Penal de Tocuyito, en la enfermería, de allí fue trasladado a la Clínica de Corazón y Vasos por supuestamente haber sufrido problemas cardiovasculares.
Después de apelaciones, recusaciones e inhibiciones finalmente el Tribunal Supremo de Justicia en sentencia Nro. 227 de fecha 14 de mayo de 2002 condenó al pedófilo a siete años y diez meses de presidio por dos de las violaciones. El sujeto permaneció por varios años internado en la clínica hasta que el 18 de marzo de 2016 muere en su cama. La abultada cuenta de la hospitalización de lujo la pagaba el ministerio de la cultura del gobierno bolivariano.
Que triste cuando en vez de amparar a los niños se defiende a los pervertidos por razones clientelistas o intereses subalternos.
Un extracto del expediente se puede leer en la web.